Saltar el cerco

Guía práctica para dar vuelta la elección.

Qué, cómo y con quién hablamos de política puede definir las elecciones. Sea en una charla informal o en una campaña digital, es importante la estrategia que uses a la hora de conversar. No da todo lo mismo, hablando se entiende la gente.

Enfocate en los menos intensos

Quienes aman y odian ya tienen quién les hable. Olvidate de tu tía fanática de Cristina y de tu vecino fascinado con Milei. Mucha gente apenas sigue la política, y va a votar sin mucho entusiasmo.

Indecisos, votantes de último momento o sin inclinaciones tan definidas. Están ahí: en tus grupos de Whatsapp y redes sociales, en el trabajo y el barrio.

Ellos pueden decidir la elección y con ellos tenés que hablar.

Mayormente se trata de mujeres, jóvenes y personas con trabajos precarios.

Cada vez que te enojás con lo que dicen o los subestimás, los empujás a los brazos de Milei.

Invitá a que saquen sus propias conclusiones

“Son la derecha, la dictadura y el 2001”. Sé que lo creés, y quizás compartiste un mensaje así en redes.

Para muchos Milei es alguien nuevo, y mientras él habla de lo que pasa en el país y el futuro, vos hablás de cosas que la mayoría no vivió o no recuerda.

Adiviná qué contenido circula e importa más.

Cada vez que decís que Milei “es un nazi” estás invitando a un libertario a discutirte.

Etiquetas de ese tipo pueden alertar a algunos, pero no a todos. Para conversar es mejor invitar a quienes te escuchan a “sacar sus propias conclusiones”. No tengas miedo de usar esa frase de forma directa.

Elegí tus batallas

Milei y su comando eligen e instalan temas que canalizan cierto enojo, como “el Estado ineficiente” o “la casta”.

Pero también hay otras cuestiones importantes. Son esos temas de los que necesitás hablar todos los días. ¿Cuáles? Probá y tratá de tocar la fibra de las personas que te siguen.

No dejes que te marquen la cancha. Aunque en redes se asuma que hay que tener una opinión para todo, podés dejar pasar algo que se esté discutiendo.

No son recetas mágicas, pero algunos temas funcionan mejor:
Su fanatismo por el mercado lo llevó a defender la venta de órganos o de niños y proponer la libre portación de armas, lo que para muchos es moralmente cuestionable y peligroso.
Su agenda en géneros es derogar la ley de interrupción del embarazo y la educación sexual, muy valoradas por muchas personas. Tampoco acompaña una agenda de mayor igualdad, como hacer cumplir la cuota alimentaria o la ampliación de licencias paternales.
Escuchá a quienes tenés cerca. Detrás del hartazgo seguro podés rescatar algún apoyo del Estado que fue valioso, y demostrar que si Milei pudiera lo eliminaría.

No te achiques

No somos una república bananera. Desde el otro lado nos hacen ver como una nación fracasada, generando una imagen deprimente del país. Si logran que creamos eso, es muy fácil invitarnos a demoler lo que construimos.

Para defender lo que tenemos hace falta valorarlo, y no todos hablan de eso.

Desde el amor propio y las conquistas, podés hablar de lo que tenemos y conectarlo con lo que podemos mejorar. ¿O no somos capaces de hacer grandes cosas?

No te ahogues en un vaso de agua enumerando todo lo que no funciona en el país.

Rescatá las virtudes y valores por los que Argentina es reconocida.

Atacalo a él, no a sus seguidores

Milei representa un montón de cosas. Pero trasladar a sus votantes sus cualidades negativas en la gran mayoría de los casos es faltar a la verdad.

Si querés hacer catarsis y culpar a la gente que lo vota, hablalo con un amigo o en terapia. Cuanto mejor elijas tus palabras, más vas a conseguir que la gente se aleje de él y sus socios.

Términos que funcionan: inhumano, improvisado, irresponsable.

Términos que no funcionan: facho, negacionista, derecha.

Contá tu historia

Nuestra vida empeora mucho cuando gobiernan estos personajes, y lo sabemos porque Macri gobernó hace poco. Si bien no todos lo ven cercano, ambos se halagan mutuamente.

Un relato sobre cómo fueron los años macristas o cómo afectaría un gobierno de ultra derecha puede emocionar a otro e invitarlo a revisar su voto.

Grabá un audio, compartí tu mensaje entre quienes te sigan.

Cuando lo hagas, no des lecciones. No hagas sermones de cómo debería ser el mundo. Contá lo que te pasó y cómo la ves.

La mayor parte de las personas confía más en relatos personales que en gráficos, especialistas o periodistas.

Nada grande se hace con tristeza

La situación está complicada como para solo compartir terror por lo que puede venir. La mayoría se aleja de la política porque busca lugares donde sentirse mejor. El enojo o los retos funcionan poco tiempo, mientras que el humor y el tono amable invitan a seguir conectados.

Podés entusiasmar, también bajar a los libertarios del pony.

Tampoco es que sean tan serios.

El humor no tiene por qué ser inteligente o correcto. Si te gustó, compartí.

Cuanto más joven es la persona, más le gustan los memes, sea un sticker o un video gracioso.

Elegí el terreno

Cada red social es un escenario que funciona a su modo y sirve para distintos fines. En Argentina, casi todos acceden a internet a través de sus teléfonos.

Vas a encontrar más indecisos y menos mensajes parecidos al tuyo en TikTok, Youtube e Instagram.

Ya sé que te gusta Twitter porque te sentís acompañado. Ahí vas a encontrar a muchos convencidos de un lado y del otro, pero pocos indecisos.

Cada red social tiene sus reglas para que un mensaje circule más o menos. Lo que tenés que tener en claro, es que mientras más interacciones generes (comentarios, compartidas, me gusta), más lejos va a llegar tu mensaje.

Todo suma

El avance de la ultraderecha nos preocupa. Hoy el riesgo cierto es que Milei gane las elecciones. Tenemos poco tiempo para evitarlo.

Todo lo que hagas para impedirlo, sacándole votos a él, sirve. Si bien solo un candidato puede ganarle, cada voto que pierda Milei es un aporte. Es un momento complicado del año, pero hoy tenemos la oportunidad de frenarlo.

No te focalices en rogar que los demás no voten a Milei solamente.

Ocupate también de promover candidatos alternativos que no producen tanto daño como él.

No la compliques

El mensaje tiene que ser interesante para quien lo recibe y generar conversación. Pero ante todo, buen mensaje es simple, repetible y corto.

Así circulan hoy la mayoría de los contenidos en internet.

No pretendas resumir todo de una.

Cuanto más pegadizo, creativo, y recordable, mejor.